Sobre el nuevo período genocéntrico


El camino que abrió Darwin nos ha conducido a la sustancia genética (al ADN). Este descubrimiento nos hace pasar (a todos los grupos humanos) del fenocentrismo al genocentrismo. El centro se ha desplazado de la criatura al creador (de los fenotipos a los genotipos). La sustancia genética es la única sustancia viviente (‘viva’) en este planeta. Nosotros, pues, no podemos ser sino sustancia genética. Esta ‘revelación’ (esta
auto-gnosis) ha partido en dos nuestra historia sobre la tierra. Todo el pasado cultural de los humanos ha resultado arruinado, vacío, nulo... La ilusión antropocéntrica que nos ha acompañado durante miles de años se ha desvanecido. Se ha producido una mutación simbólica (en orden al conocimiento y a la conciencia de sí como sustancia viviente única); el cariotipo humano entra en un nuevo período de su devenir.

Esta aurora, este nuevo día cuyo comienzo presenciamos, alcanzará en su momento a todos los pueblos de la tierra. Pueblos, culturas, tradiciones, creencias… todo lo ‘humano’ desaparecerá. Viene una luz (un saber, una sabiduría) tan devastadora como regeneradora. Esta regeneración del cariotipo humano en el orden simbólico tendrá sus consecuencias. En un futuro no muy lejano hablaremos, pensaremos, y actuaremos, no como humanos sino como sustancia viviente única.

No hay filósofos aún, ni poetas, ni músicos, ni científicos… para este período genocéntrico que inauguramos. No hay nada aún para las nuevas criaturas, para la sustancia viviente única –en
esta nueva fase de su devenir. Nos queda la elaboración de una cultura, de un ‘mundo’ nuevo (digno de la naturaleza de nuestro regenerado, de nuestro recuperado ser). Queda todo por hacer.

martes, 9 de junio de 2020

213) Genogramas XXXV


Genogramas XXXV.

 

 
Manu Rodríguez. Desde Gaiia (09/06/20).

 

 
                                                                  *****

 
1.

El peligro de la cristalización,
de la petrificación. También
de la territorialización,
del aislamiento,
de los compartimentos
estancos.

Juventud. Flexibilidad.
Multiplicidad y síntesis.
Asimilar, integrar espacios.
La tendencia a la cristalización.
Los espacios desconectados,
incomunicados, aislados.

El sólo músico,
el sólo historiador,
el sólo poeta…

2.

Los espacios o actividades
son campos que se cultivan,
que se trabajan, que rinden frutos.
No hay fronteras. Es un territorio
vasto, inmenso, abierto.

Conquistar espacios.
Avanzar, extender
dominios, áreas
de reflexión,
de actividad,
de vida.

Amplitud, espacios abiertos.
Las montañas… Los valles…

3.

Camina que te camina
y encuentras un lugar;
un espacio no limitado,
no dividido.

Se abandonan
los caminos,
la montura.

Es una tierra encantada,
es un bosque inaudito;
un planeta de inmortales,
de eternos.
Una tierra aérea, leve.

Es el planeta de la eterna juventud;
la tierra de los vivientes.

4.
 
Criaturas plurales y sintéticas.
Seres de palabra, de cultura.
Nuevos y futuros.
 
5.

La fluyente, la estable, la plural.
La que guarda en su seno el germen
dorado, la semilla de los seres.

6.

Aunque el escenario nos parezca la Tierra,
es en Hiperbórea donde se realiza.
El escenario, el espacio simbólico.

No tiene dueño, no tiene señor.
Este territorio.

No hay fronteras, ni regiones;
ni pueblos, ni señores.

No hay barreras, ni espaciales,
ni temporales, ni de ningún otro tipo.
No tiene puertas ni ventanas.

El ‘mundo’ del genouma,
del espíritu, carece de límites.

7.

El toque del soporte, del sostén
de ‘personas’; de aquello que subyace
a la acción, a la cosa hecha. La manera.

El genio propio. El ser de natura.
El  nucleosoma. El áureo germen.
El luminiscente genouma.

8.

El valle, el lago, las altas montañas,
los bosques, los fluyentes ríos;
la flora y fauna alrededor.

La cadena montañosa aparece
cada mañana cubierta de niebla
que se disipa al ir avanzando el día.
La temperatura es perfecta, alciónica.

Las nuevas generaciones.
Criaturas, vientos jóvenes
que descienden al valle.

9.

El soporte,
el que subyace,
el que anima.
El actor.
El único.
La sustancia
viviente única.

10.

Luz, claridad, transparencia.
Los tiempos primordiales.
Las generaciones de la luz;
las  que traen la luz
que disipa las tinieblas;
las que alumbran,
las que clarifican,
las que hacen ver…

Frente a la opacidad,
la impenetrabilidad,
la negrura…

11.

La luz de lo viviente aparece
como cosa singular, aislada, sola…
rodeada por aquello que no es;
rodeada de espacio infinito,
oscuro, silencioso y frío.

12.

Un nuevo ciclo ha comenzado;
un nuevo período. Una nueva era
se abre. Está en sus inicios.
Es la aurora de este nuevo día
por venir. Nosotros somos
espectadores y protagonistas
de esta nueva aurora,
de esta mañana.

Los patriarcas del nuevo período.
Desde Darwin quizás.
Los activos, los creadores
del nuevo mundo,
de la nueva nave,
de la nueva palabra,
de la renovada luz.

13.

Lo heroico es el camino de la tribu.
Héroes y heroínas combaten contra
toda clase de ‘monstruos’. Vencen
obstáculos imposibles. Ponen luz
donde no hay. Ganan terreno
a la ignorancia, a la miseria,
a la enfermedad, a la muerte,
al silencio, al olvido…

Los veraces, los amantes,
los agradecidos… los biennacidos.

14.

Pura escritura. Grafemas.
Sustancias, metabolitos,
figuras de la lengua y la cultura.
Secreciones simbólicas. Polímeros
significantes. Mensajería.

15.

La atmósfera. Los vientos.
Los fluidos… Lo que respira,
lo que bebe, lo que nutre
y forma al genouma.

La atmósfera limpia, límpida.
Aguas claras, puras.
Luz, cielo protector.
Amplitud, inmensidad.
El orden lingüístico-cultural.
Más que mapa. Aire respirable,
agua potable. Más que información.
La materia misma del espíritu.

El genouma no requiere otra cosa
que ‘soma’ simbólico.
La atmósfera primordial
que envuelve a los recién llegados.
Ese espacio que los recibe.

Aromas, sabores, sonidos, colores…
materia significante, simbólica, espiritual.
El ámbito que envuelve, arropa,
protege… a los recién nacidos.
El mundo en el que se viene a nacer.


*****

Hasta la próxima,

Manu

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