Genogramas
IX.
Manu
Rodríguez. Desde Gaiia (06/06/19).
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1.
medios.
Material fungible, desechable.
Los
fenotipos.
Es,
sin embargo, en los fenotipos
donde
encontramos las marcas,
las
señales de reconocimiento.
La
belleza y la bondad de la amada.
De
esa criatura efímera y por ello mismo
sublime.
El aura sublime de la amada.
Su
atracción irresistible, fatal. Todo
lo
que forma parte del mandato,
del
encargo, del logos.
No
nos cumple sino obedecer.
Obedeciendo,
cumpliendo, amamos.
2.
El
acto de amor, la cópula, efímera
a
su vez. La orden, que retorna una
y
otra vez. ¿No hay mutua piedad
en
la cópula? Es el amor sublime.
Es
la exaltación de la función
primordial,
de nuestro nacer
y
vivir. Desear, amar, morir.
3.
Los
genotipos como unidades
de
reproducción sexuadas,
sometidos
al dimorfismo sexual,
y
orientados al encuentro,
a
la cópula.
4.
Señal-estímulo
desencadenante.
Imágenes
de amor, de deseo.
Comportamiento
de búsqueda,
de
apetencia. Actividad exploratoria.
Actividad
orientada. Sobre-determinada,
personalizada,
particularizada.
Imagen-señal-estímulo
desencadenante
del
comportamiento amoroso.
Siempre
retornando, renovando
la
antigua, la primitiva pasión.
La
finalidad es, sin duda, la cópula,
la
conjunción de los cuerpos.
Ciegos,
inconscientes, convulsos.
El
encuentro (el buen encuentro);
la
activación, la compulsión,
como
autómatas. La repetición.
Prendidos,
extrañados, alienados
en
la figura del deseo; en la imagen deseada.
El
enamorado es un loco, un alienado.
Vive
más donde ama que donde anima.
Está
fuera de sí. Poseído. Tomado.
5.
Que
las criaturas subordinadas
al
dimorfismo sexual se desean,
se
buscan, se apetecen
desesperadamente.
Que
este deseo es inmortal,
indesmayable.
Fuerza
constante
que impulsa.
6.
La
distinción entre plasma somático
y
plasma germinal. Éste ha sido
el
verdadero descentramiento.
El
único, diría yo.
El
paso del fenocentrismo
al
genocentrismo.
7.
El
largo camino hacia el dimorfismo
sexual.
La tragedia de las criaturas
sometidas
al sexo y a la muerte.
Vida,
amor, y muerte.
8.
Los
signos como heridas,
estímulos
hirientes,
dardos
directos.
La
figura, el aroma,
la
mirada, la voz.
Gestos
bellos, seductores;
que
conmocionan,
que
perturban,
que
polarizan,
que
orientan,
que
dirigen…
que
duelen.
9.
Reconocimiento
y receptores.
Signos
visuales, aromáticos, sonoros.
Semiótica
de la selección sexual.
Es
en o desde el genouma
que
se pondera el medio;
se
selecciona, se elige.
El
sujeto no es otro
que
el genouma.
La
optimidad, la excelencia
del/de
la partenaire.
El
criterio de selección.
Los
signos exteriores,
los
que aparecen,
los
somáticos o fenotípicos,
los
que guían la selección.
10.
El
genouma se proporciona
foto-receptores,
quimiorreceptores…
Quiere
ver, palpar,
saborear
su ‘obra’.
11.
La
parada nupcial. El ritual de cortejo.
El
despliegue de los ‘encantos’.
La
seducción.
La
atracción mutua, el mutuo deseo.
El
anhelo, la vehemencia, la locura de amor.
La
nube de amor. La ilusión amorosa.
El
extrañamiento, la mutua alienación.
El
desconsuelo. La tristeza, el desasosiego,
la
pena de amor. La melancolía amorosa.
La
piedad.
12.
Los
partenaires como trastornados,
alucinados
por la otra parte.
Parte
extra parte que mutuamente
se
‘reconocen’ . Mutua estimulación.
Mutuo
desencadenamiento.
Marcas
cruzadas:
“Yo
para ti, tú para mí”.
“Ni
vos sin mí, ni mí sin vos”.
13.
Las
unidades de reproducción
van
como marcadas por el entorno
familiar,
social, cultural… La unidad
queda
como un conjunto de marcas,
de
signos, de rasgos, de señales
desencadenantes.
Marcas
de reconocimiento.
En
el amor y en la amistad.
14.
El
comportamiento de apetencia,
la
actividad exploratoria.
La
búsqueda. El encuentro.
La
parada. Celo y parada.
Permanentemente
en celo,
en
guardia. En espera.
Como
un amante que vela.
Siempre
preparado,
siempre
despierto.
Permanente
cortejo.
Permanente
parada nupcial.
Nuestras
calles.
Nuestros
encuentros.
La
mutua palpación.
Memoria
de fondo que sondea,
que
se busca fuera.
14.
Rasgos,
gestos, signos. Colores.
Algo
para la memoria de fondo.
Signos
visuales y sonoros.
La
mirada. La boca, la palabra;
la
sonrisa, el cuello. La voz.
El
cuello es como la siringa de las aves.
El
timbre. Las vibraciones. El registro
de
la voz. El fraseo peculiar de esa voz.
La
amplitud del fraseo. Distancia.
El
fraseo continuado. La conversación.
El
intercambio de frases, de palabras.
El
fraseo para el otro. Para el amigo,
para
la amada.
15.
Cada
instante llevamos
la
ola de la vida arriba.
Cada
instante suena,
brama,
cruje, palpita.
Cada
instante luce, brilla,
deslumbra,
resplandece.
*****
Saludos,
Manu
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